Juan Luis Manfredi, Universidad de Castilla-La Mancha
Votamos según preferencias y emociones. Somos racionales, pero no tanto. Por eso, para interpretar los resultados de esta doble o triple elección se necesita comprender el estado de ánimo individual y colectivo. Porque, desde Aristóteles, sabemos que somos animales políticos.
Solo esta condición explica que votemos por un partido en una administración y por otro distinto en la misma circunscripción y el mismo día. Esa idea política, más emocional que racional, explica la disparidad de resultados. Por mostrar un ejemplo, solo así se explica que Ciudadanos gane en las autonómicas catalanas, ERC en las nacionales y Junts per Catalunya en las europeas.
En efecto, ha cambiado el calendario, ya que hacía veinte años que no coincidían las municipales, europeas y autonómicas, y el contexto político, con vientos de cola para el PSOE y la consolidación de los nuevos partidos. Ciudadanos, Podemos y Vox ya no merecen la etiqueta de “nueva política”, porque su presencia pasa a ser estable y permanente.
El análisis postelectoral merece una interpretación general y otra particular. La agregación de alcaldes ofrece una fotografía del poder cercano y real, que ofrece soluciones políticas al ciudadano. Con o sin competencias, los alcaldes con un apoyo sólido son fuentes de poder y voces relevantes en el panorama nacional.
Por eso, votamos por encima de siglas convencionales y favorecemos mandatos de duración más larga que en las nacionales: es nuestro alcalde, le votemos o no. La interpretación particular habrá de fijarse en municipios que representan esa tendencia de cambio de ciclo o que aún ofrecen asideros sólidos al Partido Popular, cuyo futuro se juega en las próximas semanas. Veamos.
Efecto arrastre de Sánchez
El PSOE se beneficia del efecto arrastre. Tras los resultados de las nacionales de abril de 2019, dan sensación de partido recuperado para un proyecto a largo plazo. Atrás queda la inestabilidad del periodo 2015-2016 y la moción de censura de junio de 2018. Con el liderazgo renovado y el apoyo masivo de las ciudades, se antoja un ciclo largo para Sánchez. Gobiernos tales como Vigo, Coruña, Sevilla y Santiago de Compostela apuntalan el proyecto socialista.
El PP aguanta el tipo
El Partido Popular aguanta el tipo, aunque presente unos resultados pésimos. No ha habido una transferencia masiva de votos, que hubiera liquidado el proyecto de Casado. Málaga, Zaragoza y Córdoba son ciudades de referencia para construir un discurso nacional, aunque la joya de la corona es Madrid. La recuperación de la alcaldía de la capital, con los apoyos que sean, es todo a un tiempo: premio para Martínez Almeida, gran desconocido para quienes viven extramuros, tabla de salvación para Casado, quien realizó una apuesta muy personal, y contrapoder para el PSOE, imbatible en casi todo.
Ciudadanos, crisis de madurez
Ciudadanos es un partido al límite. A ojos de un observador optimista, crece y crece en cada ronda electoral. Sin embargo, el análisis detallado muestra que es un proyecto en su crisis de madurez. El liderazgo de Albert Rivera ha llevado a la formación hasta un techo espectacular, pero no consigue ser la primera elección en casi ninguna administración.
En la peor etapa del PP, Ciudadanos no consigue superarle. Por eso, será un apoyo necesario en multitud de gobiernos autonómicos y municipales, pero no el corazón de las decisiones políticas. Y es una mala noticia: tendrá que aguantar tripartitos con el PP y Vox o bien apoyar al PSOE en otros municipios. Rivera debe plantearse más pronto que tarde la sucesión al frente del partido. Tiene tres años largos para construir la candidatura de Arrimadas.
Desplome de Podemos
Podemos acelera su capacidad de autodestrucción. Ha completado el desplome y pierde influencia real en su único feudo, que es Madrid. La ocurrencia de competir contra sus compañeros ha minado las posibilidades reales y ha atomizado el voto. Nunca fraccionar resultó en multiplicar.
Lejos de la capital, la sopa de siglas y liderazgos alternativos desdibuja la capacidad para ser un partido de izquierdas con vocación nacional. En su caso, el carisma de alcaldes en Cádiz, Valencia, Barcelona o A Coruña representan demasiados versos sueltos como para considerarlos parte de un proyecto nacional compartido. Es el gran perdedor.
Vox, en estado gaseoso
Vox apunta a partido gaseoso. Sube, baja y ¿desaparece? La foto de Colón benefició la visibilidad de un partido protesta, pero carente de bases o estructuras para afrontar un desafío como las municipales. En éstas, se vota a rostros conocidos y con cierto tirón. No valen los eslóganes y la lejanía del Congreso: o nosotros o la casta. Es el otro perdedor sustancial de la noche… aunque consigan algún alcalde vistoso y vociferante. Aten sus cinturones, que vienen declaraciones en curva.
Las fuerzas nacionalistas
Y de los partidos a dos ciudades significativas. Bilbao es la ciudad del PNV y su éxito refrenda una política particular, que se extiende a San Sebastián y Vitoria. Las tres capitales incrementarán la presencia nacionalista vasca y veremos crecer nuevas voces y proyectos. Y sirvan mis últimas líneas para Barcelona, la otra capital de España, la ciudad que mejor representa las contradicciones de la sociedad catalana y, por extensión, la española. Ha ganado ERC a Barcelona En Comú en el último suspiro y, salvo sorpresa, Maragall será el nuevo alcalde.
En síntesis, se viene un tiempo de liderazgo institucional muy sólido en manos del PSOE, el PP respira después de un mes muy largo, Ciudadanos se gripa, y Vox y Podemos se aminoran. ¡Larga vida a las municipales!
Juan Luis Manfredi, Profesor titular de Periodismo, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.