Líneas de actuación

En este ámbito existen tres líneas de análisis e investigación que han adquirido un papel preponderante:

1.Por un lado, se han desarrollado trabajos encaminados a la prevención de conflictos, esto es, investigaciones que pretenden establecer de manera prospectiva cuándo y cómo surgirán los conflictos.
2.Por otro lado, la gestión de los conflictos, tanto en el tema de escalada como en los más recientes estudios vinculados con la transformación y el compromiso frente al conflicto.
3.Finalmente, se ha trabajado en el establecimiento de modelos para la resolución de los conflictos.

Un objetivo crucial del IRC es la formación de los denominados operadores de conflictos.

Los programas a este fin deben coordinar los siguientes ámbitos de estudio:

El ámbito de la prevención que permite evitar el desarrollo de conflictos a partir de una intervención temprana o la implementación de un sistema de control, adecuado al conflicto. Un ejemplo de este tipo de trabajo son los programas de prevención de conflictos comunitarios.

El ámbito de la gestión que posibilita encauzar el conflicto controlando los costes que implicaría una escalada o su conducción hasta una situación que haga viable su transformación o su resolución. Un ejemplo de estas actuaciones son los programas de formación de especialistas en conflictos interculturales y en los conflictos en la escuela.

El ámbito de la resolución que permite establecer acuerdos duraderos y preservar las relaciones que median entre los actores que conforman el conflicto. Un ejemplo de estas actuaciones sería el diseño de sistemas en la resolución de conflictos en las organizaciones y en las empresas e instituciones públicas en general.
Los cursos de posgrado que se realizan en el campus de Toledo durante el mes de enero están orientados a reforzar las habilidades y competencias de negociación, mediación y gestión del conflicto. El aprendizaje de las habilidades tiene un componente práctico muy importante, por lo que los alumnos participarán en talleres y se trabajará sobre casos reales. 

Al final del curso el participante podrá:

•Conocer el diagnóstico de conflictos en situaciones de interdependencia.
• Conocer nociones básicas de estrategia para la resolución de conflictos.
• Reconocer las situaciones negociales, analizarlas en cada caso y detectar la estructura estratégica, tanto su parte visible como, y sobre todo, su parte sumergida, la que no es inmediatamente observable pero que puede ser determinante en el resultado final.
• Incrementar el poder de negociación propio a partir de la identificación de los elementos relevantes del conjunto negocial, que predeterminan en gran medida el comportamiento de los negociadores y el curso de la negociación.
• Neutralizar los engaños, las manipulaciones de percepciones, los trucos sucios, las presiones, las amenazas y todas las tácticas abusivas del llamado negociador duro, es decir, defenderse de todo tipo de explotación.
• Dominar las técnicas y estrategias básicas de negociación, tanto en lo que concierne a obtener ventaja individual, como en lo que concierne a crear valor negocial global y encontrar alternativas eficientes que hagan ganar conjuntamente.
• Identificar los sesgos y distorsiones cognitivas producto de tácticas de engaño y disposiciones irracionales del negociador.
• Desplegar un procedimiento negocial integrador, eficaz y seguro, que incentive la cooperación hasta donde sea posible y dirima el conflicto con el menor coste con el fin de alcanzar acuerdos inteligentes y estables.
• Conocer la estructura y los procedimientos de mediación.
• Dotar a los participantes de los conocimientos y habilidades necesarias para intervenir en procesos de mediación.
• Conocer algunas de las técnicas más empleadas en estos procesos.
• Diseñar y aplicar un plan de actuación en un caso que requiere de mediación.
• Destacar el importante papel de la mediación dentro de los diferentes ámbitos: familiar, educativo, organizacional, comunitario, intercultural.
• Conocer el punto de vista de la abogacía colaborativa.
• Conocer los problemas que plantea la justicia restaurativa respecto de los modelos clásicos retributivos.
• Prácticas en encuentros restaurativos.
• Conocer los objetivos de la justicia terapéutica.

La historia política de las últimas décadas ha constituido un avance indiscutible en lo que se refiere a la configuración de espacios democráticos delimitados, pero presenta muy pocos avances en cuanto a la posible democratización de los espacios globalizados, a que haya democracia, justicia y legitimidad más allá del Estado-nación.  El deterioro de la polis es evidente, y se ha manifestado en múltiples fenómenos que han producido una desestabilización de la democracia y un manifiesto retroceso de sus alcances y objetivos. La respuesta a cómo podemos gestionar nuestros recursos y necesidades de manera cooperativa y compartida es un reto que debemos abordar.

El actual desconcierto en torno al futuro de la Unión Europea es un ejemplo manifiesto de esa dificultad. Y, sin embargo, esos son los principales desafíos de la gobernanza global: si es posible hablar de democracia cuando las decisiones decisivas no pueden tomarse ni en el seno de los Estados ni como el resultado de una mera negociación interestatal (en el caso de la UE), cómo legitimar las intervenciones militares para proteger a poblaciones amenazadas, o si tiene sentido concebir la justicia como algo que se mide únicamente en el seno de los Estados. En el fondo, la solución a estos interrogantes pasa por situar la idea de soberanía en el contexto de los deberes planteados por la responsabilidad global y el respeto por los derechos humanos.

La crisis de la política se debe al menos a tres grupos de problemas que es necesario distinguir.  Un primer sentido de esta crisis se debe a que la política no cumple sus expectativas de eficacia y eficiencia. Más complejos son los problemas que proceden de una falta de adecuación ante la presencia de nuevos formatos, problemas inéditos, bienes comunes para cuya gestión no hay un nivel de decisión institucional adecuado o legitimado. Aquí entraría toda la conmoción que produce en la vieja política el proceso de globalización. En ese caso, la solución apunta a encontrar un equivalente funcional que pueda ejercer unas funciones análogas a las del estado en la dimensión global. Es lo que suele llamar como “gobernanza global”. En tercer lugar, más que encontrar nuevas soluciones a problemas conocidos es imprescindible identificar nuevos problemas. En este caso no sólo son inadecuadas las soluciones habituales sino también los problemas que estábamos acostumbrados a gestionar. Lo que se requiere entonces es un ejercicio de innovación política que exige otra manera completamente distinta de pensar y actuar. Cambios de paradigma de este estilo son los que se están produciendo, por ejemplo, con la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que no son una mera ampliación del equipamiento tecnológico disponible sino que afectan sustancialmente a la forma de nuestro espacio público; cabe mencionar también el caso de la configuración de la actual sociedad del conocimiento, cuya radicalidad no la entendería quien la concibiera como un mero aumento cuantitativo de las instituciones del conocimiento; se equivocará también quien aborde las actuales transformaciones de la política como si se tratara de problemas de reforma administrativa; podríamos incluir en esta somera enumeración de ejemplo de innovación política al concepto de gobernanza global, que representa más una ruptura que una continuidad respecto de las antiguas "relaciones internacionales".

En consecuencia, los cursos, seminarios y jornadas impulsados por el IRC en este ámbito se dirigen a diagnosticar los conflictos contemporáneos y a diseñar modelos de intervención para su gestión y resolución. La formación en competencias de los profesionales operadores de conflictos es un objetivo fundamental para conseguir con éxito estos objetivos. Prueba de ello son los distintos cursos de especialista en gobernanza y derechos humanos realizados.

Una vez terminada la Guerra Fría, la globalización toma un papel protagonista impulsada por las reglas del Consenso Washington. Este hecho favoreció que las empresas multinacionales aumentasen de forma desmedida su poder y reforzaron su influencia en la economía mundial. Consecuencia de ello, a comienzos de la década de los 70, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas solicitó a la Secretaría General que creara una comisión para estudiar el impacto de las empresas multinacionales en el desarrollo económico internacional. Han tenido que pasar más de 30 años para que, en 2005, la Comisión de Derechos Humanos solicitase la designación de un representante especial sobre el tema de derechos humanos y multinacionales. El elegido para el cargo fue el profesor John Ruggie. Tres años más tarde Ruggie presentó un marco conceptual basado en los principios de proteger, respetar y remediar, que también se conoció como el “Marco Ruggie”. Después de otros tres años de consultas con diferentes grupos de interés, en junio de 2011, Ruggie presentó al Consejo de Derechos Humanos sus Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos.  

Este marco supera las concepciones en torno a la responsabilidad social de las empresas. Desde la publicación en 2011 de los Principios Rectores de las Naciones Unidas en Materia de Empresas y Derechos Humanos, esta visión ha tenido una amplia aceptación por parte de las distintas organizaciones internacionales y regionales. En el caso Latinoamericano, el primer antecedente destacado lo tenemos en 2013 con la celebración del “I Foro Regional sobre Empresas y Derechos Humanos para América Latina y el Caribe”, realizado en la ciudad colombiana de Medellín con más de 400 representantes. En este mismo año, la “Declaración de Santiago” se produjo a partir de la primera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC y la UE. En dicha declaración, los gobiernos reafirmaron su compromiso en la defensa de los derechos humanos, así como de sus mecanismos de protección. Estas bases, han servido para ir materializando en instrumentos concretos que permitan la implementación de los Principios Rectores. Dentro de estos instrumentos destacan los Planes de Acción Nacionales de Empresas y Derechos humanos (PAN). En el caso del continente americano destacan Colombia y Chile como únicos países con su propio plan. Cabe destacar que Argentina, Perú, Honduras y México están actualmente trabajando en sus respectivos planes. 

Desde este punto de vista, el objetivo principal del IRC es analizar, desde diversos puntos de vista, la situación actual, avances y perspectivas de futuro de los derechos humanos dentro del ámbito empresarial. El objetivo final será la propuesta de un nuevo curso de especialista en esta materia.