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Justificación, objetivos y competencias del título

Título de Grado en Trabajo Social

La orientación del título que se presenta se basa en los estándares globales para la educación y formación en la profesión del Trabajo Social recogidos en los diferentes documentos aprobados por las asambleas generales de la IASSW/AIETS (Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social) y la IFSW/FITS (Federación Internacional de Trabajadores Sociales), así como en las propuestas planteadas tanto en el Libro Blanco del Título de Grado en Trabajo Social como en el documento de Criterios para el Diseño de Planes de Estudios de Grado en Trabajo Social aprobado por la Conferencia de Directores/as, Centros y Departamentos de Trabajo Social y el Consejo General de Colegios de Diplomados/as en Trabajo Social, y en cuya elaboración concreta participó directamente la Universidad de Castilla-La Mancha.

De acuerdo con los citados documentos, los objetivos generales del título se sustentan en la premisa de que el Trabajo Social es una disciplina académica aplicada de la que se deriva la actividad profesional del trabajador/a social que tiene por objeto la intervención y evaluación de las necesidades sociales para promover el cambio, la resolución de los problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la libertad de la sociedad para incrementar su nivel de bienestar y cohesión. Para ello, se utilizan las teorías sobre el comportamiento humano y los sistemas sociales y se aplica una metodología específica para la intervención social de caso, familia, grupo y comunidad. El Trabajo Social interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno.

Los planes de estudios conducentes al título de trabajador/a social deben permitir la adquisición de los conocimientos y competencias necesarias para desarrollar las siguientes funciones en el ejercicio profesional: función de información y orientación, preventiva, asistencial, de planificación, docente, de promoción e inserción social, de mediación, de supervisión, de evaluación, gerencial, de investigación y de coordinación.

Estas funciones ponen de manifiesto que el Trabajo Social está orientado especialmente hacia intervenciones con objetivos de carácter científico y socioterapéutico de apoyo social, desarrollo, protección, prevención y promoción de las personas, familias, grupos y comunidades, de forma que los propósitos esenciales del Trabajo Social que habrá que incorporar también al proceso formativo son los siguientes:

  • Facilitar la inclusión de los grupos de personas marginadas, socialmente excluidas, desposeídas, vulnerables y en riesgo.
  • Ocuparse de, y poner en cuestión, las barreras, desigualdades e injusticias que existen en la sociedad.
  • Establecer relaciones efectivas a corto y a largo plazo con, y movilizar a individuos, familias, grupos, organizaciones y comunidades para aumentar su bienestar y sus capacidades de solucionar problemas.
  • Ayudar y educar a las personas para que obtengan servicios y recursos en sus comunidades.
  • Formular e implementar políticas y programas que aumenten el bienestar de la gente, promuevan el desarrollo y los derechos humanos, y la estabilidad social, siempre que esa estabilidad no viole los derechos humanos.
  • Fomentar que la gente se comprometa en la defensa de los asuntos locales, nacionales, regionales y/o internacionales que les conciernan.
  • Abogar en favor de (en su caso con las personas) la formulación e implementación focalizada de políticas coherentes con los principios éticos de la profesión.
  • Abogar en favor de (en su caso con las personas) la transformación de aquellas políticas y condiciones estructurales que mantienen a las personas en posiciones marginales, desposeídas y vulnerables, y de aquellas condiciones que rompen la armonía social colectiva y la estabilidad de los distintos grupos étnicos, siempre que esa estabilidad no viole los derechos humanos.
  • Trabajar por la protección de las personas que no están en condiciones de hacerlo por sí mismas, por ejemplo, niños, niñas, adolescentes, personas mayores que necesitan cuidado, y personas dependientes o con distintos niveles de discapacidad, dentro de los parámetros de una legislación aceptada y éticamente razonable.
  • Comprometerse con la acción política y social para influir en la política social y el desarrollo económico, y producir cambios a través de la crítica y la eliminación de las desigualdades.
  • Promover sociedades estables, armoniosas y con respeto mutuo que no violen los derechos humanos de las personas.
  • Promover el respeto por las tradiciones, culturas, ideologías, creencias y religiones entre los diferentes grupos étnicos y sociedades, siempre que éstas no estén en conflicto con los derechos humanos fundamentales de las personas.
  • Planificar, organizar, administrar y gestionar programas y organizaciones dedicadas a cualquiera de los propósitos formulados anteriormente.

La formación debe estar orientada a preparar profesionales de la intervención social con una comprensión amplia de las estructuras y procesos sociales, el cambio social y del comportamiento humano, que les capacite para:

  • Intervenir en los contextos sociales e institucionales en los que viven los individuos, familias, grupos, organizaciones y comunidades, asistiendo, abordando conflictos, ejerciendo tareas de mediación, ayuda, educación, defensa, animación y transformando dichos contextos, incluyendo los político-sociales
  • Participar en la formulación y evaluación de políticas, servicios e iniciativas sociales
  • Contribuir a la ciudadanía activa mediante el `empowerment´ y la garantía de los derechos humanos y sociales
  • Trabajar en la prevención de los problemas sociales.

 

Todo ello con el fin último de contribuir junto con otros profesionales a la integración social de personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades; a la constitución de una sociedad cohesionada y al desarrollo de la calidad de vida y del bienestar social.

Para cumplir con los objetivos generales descritos anteriormente, la formación de los/s trabajadores/as sociales debe ser una formación integral que atienda tanto a contenidos disciplinares, como habilidades y actitudes que contribuyan a generar profesionales que no sólo sepan hacer, sino que también conozcan el medio en el que viven y trabajan, y sean capaces de analizarlo críticamente.

Así el plan de estudios que se propone, dentro del marco legislativo diseñado por el RD 1393/2007, de 29 de octubre, el RD 861/2010, de 2 de julio y el RD 43/2015, de 2 de febrero, ha sido diseñado para permitir la adquisición de las competencias necesarias para el ejercicio profesional como trabajador(a) social, facultando para la utilización y aplicación de la valoración diagnóstica, el pronóstico, el tratamiento y la resolución de los problemas sociales mediante la metodología específica de la intervención social de caso, familia, grupo y comunidad, y capacitando para planificar, programar, proyectar, aplicar, coordinar y evaluar servicios y políticas sociales.

Las competencias que adquirirá el estudiante a lo largo de su periodo formativo van a ser de tres tipos: competencias básicas, competencias generales y competencias específicas. Las competencias básicas y las competencias generales van a ser transversales a todo el proceso formativo y se van a caracterizar por ser elementos compartidos que se requieren en cualquier área profesional y hacen referencia a habilidades, conocimientos, actitudes y valores necesarios para el empleo y para la vida como ciudadano/a responsable. Las competencias específicas van a ser los elementos específicos de la disciplina que se refieren al desempeño demostrado en una situación concreta.